Me falta valor, trato de conseguirlo... este es uno de mis primeros intentos.
Cuando me inicié en este mundo "in pain", hace cinco años, fui enviada a casa, a estar relajada, a no trabajar. No me gustó nada la resolución. Es más, ha sido de las cosas más dolorosas que he tenido que asumir. ¡Yo, sin trabajar! ¡Con toda la capacidad que me había regalado Dios!
Así pasé tres o cuatro años... en los últimos dos, he ido entrando poco a poco a la vida laboral. Primero como escritora, luego como maestra de español en el extranjero y ahora como profesora universitaria y consultora en RH.
Esta última etapa, ha sido la primera en la que "lleno" mi agenda por asuntos laborales. Lleno, abriendo y cerrando comillas, porque en efectivo se podría ver que sobran horas por llenar en la agenda... hasta hace unos días decía que no me alcanzaba la energía para más.
Se cierran proyectos y se van terminando las clases, con diez grados centígrados menos. Y entonces ya no es cuestión de energía para actividades en mi tiempo libre. Mis horas de clase, las reuniones, los traslados, hacen que me duela el alma.
Un alma que había olvidado ésto. Una que creía tener todo bajo control. Una que sacrificaba vida familiar y social, y nada más. Con bajas temperaturas me cuesta trabajo hacer cosas que en otra época del año ni pongo atención al hacerlas. Nada nuevo, sino fuera porque estoy investigando cómo volver a ser económicamente activa en combinación con esto de vivir con dolor.
Esta semana me topé con tener una responsabilidad y salir a hacerla, con ese dolor que parte, que recuerda cada músculo y hueso que se olvida que existen. Mi primera reacción fue irme como el resto de los días, sin ningún soporte adicional. Obvio, al tercero, troné emocionalmente.
Ese mundo en donde me desenvuelvo, no está acostumbrado a verme conectada al TENS o a verme con una compresa a cuestas. Y temí que me vieran así... que tonto, lo sé. Es orgullo o vanidad ¿quién sabe? El chiste es que me paralicé, en lugar de hacer lo que sé que tengo que hacer.
¿Qué más da lo que piensen los demás? El mundo tiene que aprender a vivir con la conciencia de que no todos somos iguales y que si algunos salen a trabajar con AUDI es porque eso es lo que quieren y pueden, y pues que hay otros que salimos con TENS porque Bendito Sea Dios podemos hacer una gran diferencia con eso.
Ajá, muy salsa ahora escribiéndolo, pero fueron necesarios siete largos días y la asesoría de una sabia nana, para aceptarlo.
Vivir con dolor se sentía un desastre al tenerlo que combinar con hobbies, con vida en pareja, con vida familiar, con disfrutar a los amigos... No era como ésto... y miren que lo digo con un divorcio en la columna de los abonos.
Como todo, encontraremos la medida justa... diríamos aquí en México ¡Cómo chingaos, no!
Cuando me inicié en este mundo "in pain", hace cinco años, fui enviada a casa, a estar relajada, a no trabajar. No me gustó nada la resolución. Es más, ha sido de las cosas más dolorosas que he tenido que asumir. ¡Yo, sin trabajar! ¡Con toda la capacidad que me había regalado Dios!
Así pasé tres o cuatro años... en los últimos dos, he ido entrando poco a poco a la vida laboral. Primero como escritora, luego como maestra de español en el extranjero y ahora como profesora universitaria y consultora en RH.
Esta última etapa, ha sido la primera en la que "lleno" mi agenda por asuntos laborales. Lleno, abriendo y cerrando comillas, porque en efectivo se podría ver que sobran horas por llenar en la agenda... hasta hace unos días decía que no me alcanzaba la energía para más.
Se cierran proyectos y se van terminando las clases, con diez grados centígrados menos. Y entonces ya no es cuestión de energía para actividades en mi tiempo libre. Mis horas de clase, las reuniones, los traslados, hacen que me duela el alma.
Un alma que había olvidado ésto. Una que creía tener todo bajo control. Una que sacrificaba vida familiar y social, y nada más. Con bajas temperaturas me cuesta trabajo hacer cosas que en otra época del año ni pongo atención al hacerlas. Nada nuevo, sino fuera porque estoy investigando cómo volver a ser económicamente activa en combinación con esto de vivir con dolor.
Esta semana me topé con tener una responsabilidad y salir a hacerla, con ese dolor que parte, que recuerda cada músculo y hueso que se olvida que existen. Mi primera reacción fue irme como el resto de los días, sin ningún soporte adicional. Obvio, al tercero, troné emocionalmente.
Ese mundo en donde me desenvuelvo, no está acostumbrado a verme conectada al TENS o a verme con una compresa a cuestas. Y temí que me vieran así... que tonto, lo sé. Es orgullo o vanidad ¿quién sabe? El chiste es que me paralicé, en lugar de hacer lo que sé que tengo que hacer.
¿Qué más da lo que piensen los demás? El mundo tiene que aprender a vivir con la conciencia de que no todos somos iguales y que si algunos salen a trabajar con AUDI es porque eso es lo que quieren y pueden, y pues que hay otros que salimos con TENS porque Bendito Sea Dios podemos hacer una gran diferencia con eso.
Ajá, muy salsa ahora escribiéndolo, pero fueron necesarios siete largos días y la asesoría de una sabia nana, para aceptarlo.
Vivir con dolor se sentía un desastre al tenerlo que combinar con hobbies, con vida en pareja, con vida familiar, con disfrutar a los amigos... No era como ésto... y miren que lo digo con un divorcio en la columna de los abonos.
Como todo, encontraremos la medida justa... diríamos aquí en México ¡Cómo chingaos, no!