A veces, simplemente hay que cambiar de estrategia. Un día empecé a sentir más dolor cuando me levanté, mientras desayunaba escuché que había el primer frente frío del año. "Ahí está la explicación, mi cuerpo captó en la noche esa bajada de temperatura". La semana siguiente, no conseguí un medicamento y lo tomé 6 horas después, ese y los siguientes días fueron de dolor más intenso, pero creía que era entendible por mi error con la medicina. Una semana después, vino otro frente frío, y entonces mi pierna y brazo existían día y noche.
Cuando algo duele, recobra la existencia que todos los días olvidamos. Pues ellos vivían y lo hacían intensamente. Me urgía llegar a casa para ponerme el TENS y sentir un poco de alivio, era como ponerlos a dormir.
Finalmente, hace una semana decidí que era tiempo de hacer algo, y subí en un 50% más la Lyrica. Hasta pedí dos días en el trabajo para "sufrir" la adaptación de mi cuerpo a la nueva dosis en la comodidad de mi casa y si era necesario, en mi cama. Justo ayer se cumplía una semana de ésto y justo ayer cada vértebra, cada músculo de mi espalda, cada parte de mi, cobraron vida.
De un nivel 4 de dolor que suelo tener cada día, había estado pasando los últimos días en un 6 o 7, hasta anoche que llegó el 8.5. Era la 1:00 am. Me senté en mi cama y envié un trabajo pendiente a la oficina sabiendo que en la mañana no habría posibilidad de ir.
Me desperté un poco más tarde que el resto de los días, desayuné e hice lo necesario: pedí ayuda. Antes de una hora estaba en el hospital, en la clínica del dolor. Estar ahí y mantenerte optimista es bien difícil, la clínica del dolor está dentro de oncología. Ahí hay demasiado dolor, físico y emocional.
Pero ahí también hay sanación, hay esperanza y alivio, a eso se va ahí. Mi doctor me recibió amable, como es el. Me hizo preguntas y concluyó que era momento de hacer algo más agresivo, que ibamos a empezar a probar otras dosis y tal vez, otros medicamentos. Aumentó la Lyrica, cambió Tramadol por Temgesic y añadió Celebrex y Metamizol Sódico. Algo así como un Bull de coctél. Sin embargo, es lo que aplica.
Mi acompañante, mi tía, en algún momento sugirió que cada mes el Dr. Agus me revisara. Es de esas escenas que deberían documentarse con cámara oculta. Agus le dijo que yo sabía perfecto como administrar mi dolor, que sabía más que el y su residente del tema, que me había documentado muchísimo y que yo sabía qué hacer en cada caso. Quise que aquellos que esperan que un día empiece a abandonar el medicamento escucharan eso.
Además del medicamento, y por la intensidad del dolor que tenía, me hicieron también un bloquéo. Una inyección en la raíz del brazo derecho pero que se espera que también ayude al dolor de la pierna y espalda. Unas 4 horas después, el brazo me pesa y duele más, lo cual dijo el Doc que iba a pasar. Por ahora es cuestión de esperar, y de hacerlo en reposo. Hoy y mañana viernes.
El resto de la vida estará en pausa. El resto se vuelve nada de vez en cuando. Esto es vivir con dolor, no es nada nuevo para mi, es nuevo para algunos de los míos, es conocido para algunos otros, es comprensible o doloroso, es como cada uno lo tome por su propia historia, para mi, sólo es mi manera de vivir, de vivir con dolor.
Cuando algo duele, recobra la existencia que todos los días olvidamos. Pues ellos vivían y lo hacían intensamente. Me urgía llegar a casa para ponerme el TENS y sentir un poco de alivio, era como ponerlos a dormir.
Finalmente, hace una semana decidí que era tiempo de hacer algo, y subí en un 50% más la Lyrica. Hasta pedí dos días en el trabajo para "sufrir" la adaptación de mi cuerpo a la nueva dosis en la comodidad de mi casa y si era necesario, en mi cama. Justo ayer se cumplía una semana de ésto y justo ayer cada vértebra, cada músculo de mi espalda, cada parte de mi, cobraron vida.
De un nivel 4 de dolor que suelo tener cada día, había estado pasando los últimos días en un 6 o 7, hasta anoche que llegó el 8.5. Era la 1:00 am. Me senté en mi cama y envié un trabajo pendiente a la oficina sabiendo que en la mañana no habría posibilidad de ir.
Me desperté un poco más tarde que el resto de los días, desayuné e hice lo necesario: pedí ayuda. Antes de una hora estaba en el hospital, en la clínica del dolor. Estar ahí y mantenerte optimista es bien difícil, la clínica del dolor está dentro de oncología. Ahí hay demasiado dolor, físico y emocional.
Pero ahí también hay sanación, hay esperanza y alivio, a eso se va ahí. Mi doctor me recibió amable, como es el. Me hizo preguntas y concluyó que era momento de hacer algo más agresivo, que ibamos a empezar a probar otras dosis y tal vez, otros medicamentos. Aumentó la Lyrica, cambió Tramadol por Temgesic y añadió Celebrex y Metamizol Sódico. Algo así como un Bull de coctél. Sin embargo, es lo que aplica.
Mi acompañante, mi tía, en algún momento sugirió que cada mes el Dr. Agus me revisara. Es de esas escenas que deberían documentarse con cámara oculta. Agus le dijo que yo sabía perfecto como administrar mi dolor, que sabía más que el y su residente del tema, que me había documentado muchísimo y que yo sabía qué hacer en cada caso. Quise que aquellos que esperan que un día empiece a abandonar el medicamento escucharan eso.
Además del medicamento, y por la intensidad del dolor que tenía, me hicieron también un bloquéo. Una inyección en la raíz del brazo derecho pero que se espera que también ayude al dolor de la pierna y espalda. Unas 4 horas después, el brazo me pesa y duele más, lo cual dijo el Doc que iba a pasar. Por ahora es cuestión de esperar, y de hacerlo en reposo. Hoy y mañana viernes.
El resto de la vida estará en pausa. El resto se vuelve nada de vez en cuando. Esto es vivir con dolor, no es nada nuevo para mi, es nuevo para algunos de los míos, es conocido para algunos otros, es comprensible o doloroso, es como cada uno lo tome por su propia historia, para mi, sólo es mi manera de vivir, de vivir con dolor.