miércoles, 26 de diciembre de 2018

Amor y dolor


Cuando conozco a alguien, en plan date, me debato entre tardarme en contar que vivo con dolor o decirlo de inmediato.  Tener paciencia puede ayudar para no exponerme, sin embargo, podría interpretarse como engaño cuando esta persona se entere. Decirlo de inmediato, me da la tranquilidad de qué hay un aviso de "precaución mujeres trabajando" y que si el trato sigue, sobre aviso no hay engaño. Por supuesto, también me expone rápidamente. 

Y el tema no termina ahí. Luego vienen los momentos en qué hay que cambiar de planes, el tiempo que requiero descansar con una compresa en la espalda, las crisis de dolor y la vida social que para algunos llamarían limitada. Para mí, es la que es. Y después...el síndrome del cuidador, que también de ese tengo alguna historia.


En fin, no es el espacio para decir las lecciones que aprendí en esta última relación, supongo que lo relevante es que intenté algo, con todos los riesgos y costos, lo intenté. Supongo que algún día, no sé cuándo, ni me urge saber, lo voy a volver a intentar y entonces, entre muchas  cosas que haré distinto, me aseguraré de ver a los ojos a ese hombre mientras le explico mi condición. Cuando haga eso mi mirada será en plan entrevistador de RRHH para detectar cualquier señal que me diga, aquí no. Cualquiera que me evita escuchar nuevamente:Tu familia te ve como “La lisiada ”.  

“Maldita lisiada” fue lo que pensé. Fue una frase como de telenovela. Pero no, hace años que decidí que mi vida no sería de telenovela. Mi vida es una bendición. Sobre todo, mi familia lo es.  Esas personas, me apoyan incondicionalmente, me aman y me respetan. Lo hacen por mi corazón, mi carácter y mi compañía. Esa familia que ve en mis debilidades mi demostración de voluntad.  No, no soy la lisiada y quien lo imagine, quien lo vea así, tendrá tan pobre imagen de quien soy, que no alcanza a ver gracias a quiénes soy y estoy en la vida

Se cierra el capítulo. No vamos a ningún lado. No estamos en tierra firme para construir nada. No porque tengo claro quien soy. No, porque en otro tiempo, en otro país, en otra vida, en otra familia, no estaría yo aquí con esta claridad, con la intención y con la torrencial fuerza de ser. La lisiada que se quede en la vida de novela de otros, en mi vida, no.

Relájate un rato