jueves, 25 de abril de 2013

Una crisis de dolor



Un dolor de más de seis meses se llama dolor crónico, un dolor más fuerte de lo normal, yo lo llamo crisis.  Esas crisis aparecen cada tres o cuatro meses, dependiendo de la época, y duran de tres a cuatro días.

Con ocho años en esto, he aprendido a reconocer lo que pasa con mi cuerpo, mi mente y mi espíritu durante una crisis, de eso escribiré hoy. 

Del cuerpo no hay mucho que decir,  de estar en niveles de 4 a 6, en la escala del 1 al 10, de pronto estoy en 8 o más.  El dolor hace difícil el movimiento y gradualmente se va sintiendo el incremento en la contractura.  De estar en un lugar en la espalda el primer día, va llenándola, hasta el cuarto día que se empieza a sentir en los músculos de la cara.

En cuanto a la mente, las cosas han estado lo mejor que puedo esperar, me he mantenido productiva trabajando en casa, conectada a la compresa caliente y el TENS, y con varios periodos de descanso.  Gracias a tener una tarea por completar, por ratos me pierdo en temas lejanos a mi propia espalda.  Y lo mejor, avanzo y me siento útil, eficiente y hasta súper woman.

El efecto en el espíritu es el meollo del asunto después de cuatro días de crisis.   Trataré de explicar mi sensación.  Me siento invadida de cansancio.  Una pesadez en mi parte más etérea pero también más poderosa.  En este estado es difícil imaginarme sonriendo,  lo único que puedo ver entre la neblina es la idea de que no puedo más, de que ya tuve suficiente.

Por supuesto, si lo hago consciente, digo ¡carajo! ¡claro que puedes!  Es sólo un mal día.  Me esfuerzo a recordar lo que se siente reír, abrazar,  cantar, brillar, bailar… y logro traer centellazos de imágenes, pero son eso, efímeras imágenes que no puedo conectar con sentimientos. 

Así que, estar en crisis, es más que lidiar con el dolor físico, es luchar contra los efectos en mi espíritu, con mi mente como arma.  Y escribiendo esto, voy entendiendo de donde viene mi sensación de cansancio.

Tengo una semana en un nuevo programa de rehabilitación, y éste incremento en el dolor puede ser consecuencia de estar ejercitando músculos que tenían más de un año sin hacerlo.  Nuevamente, viene la mente a explicar, lo trato de entender, pero eso no alivia, ni el cuerpo, mucho menos el espíritu.

Mañana tengo un día importante laboral, ya tengo todo listo, así que tomaré la tarde para simplemente  “estar”.    Quizá si pongo tregua en las batallas, los guerreros se fastidian y marcan retirada.  

Es eso un mal día, y aunque no me sale del alma decirlo hoy,  no significa que sea una mala vida.

6 comentarios:

  1. Cuando leo algo así, pongo aparte mi dolor fisico, mental y hasta del alma y me centro en quien escribe. Es tan fácil entender lo que estoy leyendo y tan dificil evitar ese nudo en la garganta. Confundo si la sensación que siento, la tristeza, la desesperación, es por mí, por ti, por to@s los que vivimos así....Sea como sea eres valiente y se nota al leerlo. no te rindas, sigue así.
    Un abrazo suavecito y un beso enorme.

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  2. cuesta aceptarlo...de pronto algo tan duro como la rigidez,el dolor, la desgana, el cansancio fisico y psicologico lleguen y con ello... transformen tu vida por completo.

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  3. Que bien expresas la dimensión del cansancio, de ese agotamiento que no deja de aparecer con cada crisis y que como un gran peso merma tu fuerza... pero también la dimensión global la tienes más que clara con tu frase de cierre: no sólo tienes el dolor, sino y sobre todo, tienes la luz interior para sortear los días.

    Mucha fuerza :)

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  4. Gracias, enormes gracias, por responder así a mi post. De aquí, también obtengo fuerza. Bendiciones.

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  5. no se quién eres, ni dónde vives, veo por tu blog que llevas mucho tiempo padeciendo con tu espalda...pero no he podido dejar de llorar al leer cada una de tus entradas. nunca pensé que alguien que no fuese yo podría describir lo que siento, de una forma que casi me da miedo. por un lado me siento aliviada, al ver que no soy la única a la que le cuesta gestionar todas esas sensaciones que se acumulan en el alma por culpa del dichoso dolor, pero me da tanta rabia e impotencia!!! ya hemos demostrado que somos valientes, por qué no una tregua??? alguna temporadita en la que podamos disfrutar de lo que era nuestro cuerpo antes del dolor....
    Te felicito por tu forma de expresar y de seguir adelante, y te agradezco enormemente que lo compartas.
    Mucho ánimo, fe y esperanza, de esos que algunos días nos hacen tanata falta

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  6. Aveces cuando me despierto, pienso que todo ha sido um sueño, que soy yo y que nunca he tenido ese problema. Al pasar el día , el cansancio me recuerda lo que pasa con mi cuerpo, y solo quiero cerrar mis ojos. Lo que me da mas miedo no es el dolor, sino llegar a desesperar tanto a los que me rodean que algún día no quieran seguir a mi lado

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Relájate un rato