Los analgésicos opiáceos, como la morfina, son menos efectivos para controlar el dolor crónico en las mujeres debido a que cuentan con menores receptores en su cerebro para estos medicamentos, según un estudio publicado hoy por la revista "The Journal of Neuroscience".
Investigadores del Instituto de Neurociencia y del Centro de la Neurociencia del Comportamiento de la Universidad de Georgia (sureste de Estados Unidos) han identificado la razón más probable por la que los tratamientos con analgésicos son menos eficaces en las mujeres que en los hombres.
Los narcóticos con base opiácea, como la morfina o la codeína, son los agentes terapéuticos más habituales para aliviar los dolores crónicos, pero "cada vez es más evidente que la morfina es significativamente menos eficaz en las mujeres", explica Anne Murphy, profesora de Neurociencia de la Universidad de Georgia, que dirigió la investigación.
Según esa investigación realizada sobre ratas, la menor efectividad de la morfina para bloquear el dolor en las hembras se debe a diferencias sexuales en la sustancia gris periacueductal (PAG) del cerebro.
Esta sustancia, ubicada en la región media del cerebro, tiene un papel importante en la modulación del dolor ya que cuenta con un amplio número de receptores mu-opioides, que son el destino de los analgésicos como la morfina. La morfina y otras drogas similares se ligan a estos receptores y le dicen al cerebro que deje de responder a las señales de dolor, lo que finalmente supone una reducción de la sensación del dolor.
Usando una serie de pruebas de comportamiento y anatómicas, Murphy pudo determinar que las ratas macho tienen un mayor nivel de receptores mu-opioides en la PAG del cerebro, comparado con las hembras. El mayor nivel de receptores es lo que hace que la morfina sea más potente en los machos porque necesitan menos cantidad de drogas para activar esos receptores, que son en última instancia los responsables de reducir el dolor.
Otras pruebas adicionales también demostraron que las mujeres reaccionan de forma diferente a la morfina en función de la fase de su ciclo estrogénico. Este descubrimiento indica por tanto que las hormonas esteroides podrían afectar a los niveles de los receptores mu-opioides en la sustancia gris periacueductal del cerebro.
En cualquier caso, a pesar de la creciente evidencia sobre las limitaciones de los opiáceos en el tratamiento del dolor crónico, las drogas derivadas de opiáceos siguen siendo el principal instrumento farmacológico para el control del dolor. Esto demuestra claramente la necesidad de realizar investigaciones adicionales que se centren en determinar un tratamiento más potente contra el dolor crónico en las mujeres, agregó Murphy.
Boletín de la Sociedad Española del Dolor
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