domingo, 4 de mayo de 2014

Parchando el dolor. Lo técnico.

Desde 29 de abril del 2013 no había escrito en este blog. Ahora que lo hago es para darle continuación a la historia que dejé a medias en aquella ocasión.  Contaba que había un nuevo dolor a nivel lumbar  por un ligero abombamiento del disco pero que me provocaba un dolor agudo que se sentía como si un cuchillo de doble dentadura entrara y saliera de mi espalda al menos movimiento que hiciera.

Conté que el último tratamiento a que me sometía era un bloqueo.  Pues bien, no resultó, el dolor siguió.  A la luz de un año tengo poco claras las otras medidas que se tomaron hasta mi internamiento un mes después.  Es bien sabido que por dolor no voy jamás al hospital, a menos que del 1 al 10, el dolor sea 10, es decir, que realmente insoportable.

El Algólogo confiaba controlar el dolor en la primera noche, con un coctel que tenía en mente. Sin embargo, no fue así.   Ni siquiera sucedió con los siguientes 3 ajustes que hizo.  Fue hasta que me pusieron un parche transdérmico de Fentanilo, que pude descansar de ese dolor.  Ya si no, es 100 veces más potente que la morfina.

Me habían puesto el parche de mayor dosis, y además de quitarme el dolor me mantenía "fuera de acción".  Una vez fuera del hospital, ya en consulta en la Clínica para el Dolor, mi doctora me comentó que los parches eran una solución temporal, pues no están diseñados para tomarse por mucho tiempo, entre otras cosas porque el cuerpo genera resistencia y en algún momento se requeriría más parches. La prescripción fue de un parche de la mitad de medicamento que el que me habían puesto en el hospital.

Lo relevante de esa declaración, fue que empezó a sonar un "tic, tac, tic, tac".   La Doctora sugirió buscar en la medicina alternativa una solución para mi dolor, antes de que el parche dejara de hacer efecto.  Y añadió que la medicina alópata ya no podía ofrecerme algo más. Lo que he probado desde entonces es tema de uno o varios post.  

Además del parche tomaba otros medicamentos que ya he mencionado como Lyrica, Cymbalta y para momentos de dolor agudo, buprenorfina.

Este nuevo coctel me permitió trabajar, aunque requirió mudarme a la ciudad donde lo hacía, a 45 minutos manejando. Esto por los efectos sedantes del medicamento y también porque el dolor a media tarde se acentuaba. 

Finalmente, el tiempo ganó la carrera y en febrero de 2014 el dolor lumbar  empezó a incrementarse o lo que es más preciso, el parche dejó de tener los efectos que tenía en un inicio.  La propuesta fue usar dos parches, a lo cual me negué, entre otras cosas, por mantenerme activa laboralmente.  Así que lo que incrementé fue solo las dosis de buprenorfina sublingual y con ello tuve.

A pesar de eso, en dos meses tendría que cambiar de coctel, pero no tendría que ver con la efectividad para controlar el dolor, del que estaba usando. 

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