viernes, 4 de julio de 2014

Una gran microcirugía

Estoy aprendiendo la lección de "no prometas lo que no será".  Durante años he jurado una y otra vez que no me volvería a dejar todas la columna en un quirófano.  El dolor que lleva un año cansándome, limitándome, desesperándome, encontró una oportunidad: microcirugía con radio frecuencia. Micro, porque la incisión es menor a centímetro, y radio frecuencia es una tecnología relativamente nueva en México para tratar dolor crónico, por abombamientos fiscales y adherencias o fibrosis post quirúrgicas.

La esperanza, base de mi decisión, es que el dolor disminuya entre un 30% y 40%.  Pienso en ello y me hago preguntas ¿qué haría yo sin 30% menos de dolor? ¿qué volvería a hacer? ¿quién más se verá beneficiado con ello?  Estas y muchas más preguntas me rebasan cual intensa ráfaga de viento mientras me quedo muda porque no tengo respuesta alguna.

Será la primera vez que me ajuste a una vida nueva por menos dolor y no por más.  No será un ajuste con frustración, con dolor emocional, con pérdidas sociales, sobre todo, sin sentirme débil cual marioneta sujeta a lo que diga y mande mi dueño el dolor.

El temor está, pues como en toda cirugías hay riesgos, para mi, en la espalda más que en ningún otro lado. Sin embargo no es un temor que me paralice, este año he recurrido a decenas de cosas para tratar de menguar el dolor lumbar y si, algunas han funcionado, sin embargo, siempre vuelve ese puñal en encajado, retorciéndose a voluntad de cada movimiento que realizo.

Un número que baje es mucho, vivir en nivel 6  de dolor, en una escala de 1 al 10, es cansado.  Un 5 o un 4 sería como volver a la posibilidad de ejercitarme más allá de una rehabilitación. Podría volver al agua, a ese mundo que tanta tranquilidad me da.  Podría estar más alerta. Podría tener más esperanza.

Gracias a Dios y a mi gente,  estoy fuerte, estoy bien parada para enfrentarme a esto y asumir los riesgos que conlleva, porque sé que sólo es una parte.  El dolor que me ha acompañado por más de 10 años requiere otro tratamiento: la Electro Estimulación Medular, que según mi Algólogo acabaría con el dolor completamente.  La alcancía va recibiendo monedas porque juntar una cantidad de siete dígitos me parece más que difícil, mucho más para alguien que vive con dolor, que paga un fuerte seguro de gastos médicos, que invierte mensualmente en medicamentos, que paga rehabilitación, etc.

No me imagino como se irá a resolver eso... como dice la Biblia cada día tiene su afán, y por lo pronto, el de hoy es terminar las gestiones para que pasado mañana esté en el quirófano en las mejores manos, con la supervisión del espíritu de mi papá que era un excelente médico, con la bendición de Dios y la espera de mi gente tras las puertas orando porque todo salga muy bien.

Gracias a quienes me han escrito contándome su buena experiencia con este tratamiento,  me ayudaron a tomar la decisión. Espero que mi próximo post sea para unirme a ustedes para contar otra historia de éxito. 

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