jueves, 18 de octubre de 2007

Primer estudio sobre tratamiento interdisciplinario del dolor en Japón

Publicado en la revista electrónica "Dolor On Line"

En pacientes japoneses con dolor crónico, el tratamiento interdisciplinario basado en un modelo biopsicosocial del dolor se asocia con una mejoría significativa en diversos parámetros relacionados con el trastorno doloroso.

El tratamiento interdisciplinario del dolor es un concepto relativamente nuevo en Japón. Aunque en este país hay actualmente más de 4.200 especialistas en dolor, no se ha establecido hasta el momento ningún centro de tratamiento multidisciplinario. El Dr. M. Kitahara y sus colegas del University Mizonokuchi Hospital de Tokio llevaron a cabo el primer estudio acerca de la eficacia del tratamiento multidisciplinario/intradisciplinario del dolor en pacientes japoneses con dolor crónico no oncológico. La investigación incluyó a 99 enfermos, quienes recibieron tratamiento interdisciplinario ambulatorio en una clínica de dolor. El tratamiento se basó en el modelo biopsicosocial de dolor y consistió de los siguientes componentes: educación, ejercicio y elongación, establecimiento de objetivos a corto plazo y a largo plazo, tratamiento médico y técnicas cognitivas y conductuales para resolver problemas y cambiar malos hábitos. Cada sesión duró 30 minutos y se llevó a cabo una vez cada 1 a 3 semanas, con un total de 8 a 12 sesiones según el progreso y la disponibilidad del paciente. Los participantes fueron evaluados antes del tratamiento y entre las 2 y las 4 semanas posteriores.

La evaluación indicó que el 68,9% informó una disminución significativa del dolor, y que el 92,0% dejó de usar medicamentos inadecuados como antiinflamatorios no esteroides, benzodiazepinas y miorrelajantes. Se determinó además que el 51,4% de los participantes pudieron llevar a cabo sus actividades cotidianas sin interferencia por el dolor, y que el 75% de los que no se hallaban trabajando a causa del dolor habían retornado a su ocupación. Globalmente, el tratamiento tuvo éxito en el 56,8% de los casos. Estos resultados, concluyen los autores del estudio, sugieren que el tratamiento interdisciplinario del dolor basado en un modelo biopsicosocial se asocia con una mejoría significativa en diversos parámetros en pacientes con dolor crónico.


Clin J Pain 22(7):647-655, 2006.
Editora Médica Digita

martes, 18 de septiembre de 2007

Derecho a vivir SIN dolor II

El especialista volvió a calificar como delicada la situación y habiendo revisado mi evaluación del dolor y los tratamientos que he tenido, dijo que solo había una última opción: puntos gatillo. Éstas son inyecciones de anestésico y cortisona. Hace un año y medio me había dado ese tratamiento, y no tuvo éxito, pero ahora era nuestra última opción, sino funcionaba, habría que terminar el embarazo. El doctor se acercó y me preguntó si era creyente:

- Si, soy Católica. Y en ese sentido estoy tranquila, rezo y estoy cerca de Dios.
- Bien, yo soy musulmán, y las posturas son parecidas.
- No lo sabía doctor.
- Si, mira, hay religiones que bajo ninguna circunstancia aceptan el aborto, sin embargo la tuya y la mía, consideran excepciones, como este caso, en que la salud de la mamá está en riesgo. No podemos garantizar que resistas 6 meses más así como estás.
- No puedo imaginarlo. Dije sinceramente, cuando, desde hacía semanas, no podía imaginar si aguantaría un día más con ese dolor.
- Así que estemos tranquilos y no dejes de orar.

Sabía que el doctor estaba confundido, justo la religión Católica es de las que no consideran ninguna excepción para aprobar el aborto. Tal vez se confundió con la Anglicana, que son Cristianos también, pero con algunas diferencias. Lo importante para mí, fue que un doctor, un especialista en dolor, me hablaba de espiritualidad. Era una importante señal.

Estaba a 10 días de cumplir 12 semanas, el límite establecido para que haya la mínima posibilidad de complicaciones en un aborto. Los siguientes dos días mi dolor se acompañó del propio de las inyecciones, pero confiábamos en que funcionarían. Se desató una enorme red de oraciones, por nosotros, por nuestro bebé, por mi salud, porque Dios nos iluminará en el momento de tomar la decisión.

No me atrevo a escribir lo que sentía mi esposo, además de no contar con su permiso para hacerlo, dudo que el, en todo momento haya sido sincero conmigo. Entre su actitud y sus palabras, siempre pude alcanzar a ver una enorme intención de control. Sé por qué lo hacía y se lo he agradecido mucho. Lo que si puedo decir es que cada día se mostraba más preocupado por cómo estaba yo. El dolor al máximo ya lo empezaba a identificar.

Finalmente, el dolor no disminuyó nada y volvimos con el especialista. Me sugirió hacer un ejercicio previo a tomar ninguna decisión. Fue vislumbrar los posibles escenarios, identificar olores, sabores, compañías encada uno, y sentir cómo estaría yo en cada uno. Hazlo gráficamente y si en algún momento te llegas a dudar porque tomaste una u otra decisión, revisas ese papel y recordarás lo que pensabas y sentías en ese momento. Nos despedimos y le agradecí sus servicios médicos, espirituales y psicológicos.

Haber estado con el especialista me hizo tener confianza en que había hecho todo lo que había en nuestras manos para llevar a buen término el embarazo. Si ahora decidía continuar con él, cada día de los siguientes 6 meses estaría tomando la decisión otra vez. No solo estaba el dolor que ahora me tenía ya sin ganas de hablar, sino que estaba el medicamento que en algún momento había que modificar. Teníamos también, miedo a seguir y que finalmente, ni el bebé ni yo sobreviviéramos.

Volvimos con nuestro médico y le dimos nuestra respuesta. El dijo que no es lo que los médicos querían pero entendía la situación y la imposibilidad de que me hayan ayudado a controlar el dolor. Nos canalizó con clínica que se encarga de realizar dichos procedimientos. Después de ese día, todavía hubo que esperar cuatro días para que sucediera.

Y cuando sucedió, yo tenía mucha paz. No me sentía descansada ni mucho menos. Era solo el sentimiento haber tomado una fuerte decisión, de haberla pensado, dolido, soñado, reído, gritado, llorado, todo cuanto fue necesario. Ahora ya solo tenía que seguir con hacer honor a mi decisión. Que si mi dolor fue tan grande como para que yo haya terminando mi embarazo, el resto de mi vida debe valer mucho la pena.

Algunas veces he hablado del derecho de vivir sin dolor, como derecho humano. Con el riesgo de poder respaldar jurídicamente dicho derecho y con el riesgo de que alguien pretenda que todo dolor puede ser eliminado. Yo solo quisiera la consideración del dolor como un síntoma de que no tengo salud y que merezco como derecho humano, la atención médica necesaria para tener un poco mejor calidad de vida.

Yo no sé si volveré a opinar sobre el aborto… ni siquiera estoy segura de si sigo estando a favor de la despenalización en algunos casos…. Incluso he dicho, después de esto, que nunca lo volvería a hacer. Lo que si pienso, es que de haber estado en mi país, los médicos tal vez nunca hubieran considerado preservar mi salud, tal vez la única opción que se me hubiera dado sería seguir con el embarazo a pesar de mi situación. Ahora, 2 meses después, no sabría decir donde estaríamos mi bebé y yo. Lo que si tengo claro, es que en ese caso, yo no hubiera tenido derecho a decidir.

lunes, 17 de septiembre de 2007

No estoy de niña bonita



Desde que tomé el primer avión, imaginé cuando estuviera de regreso. Cuando regresé me sentí completamente feliz. Pronto vería a mi gente. Es más, el ya estar aquí cerca, era suficiente. Al tratar de ordenar agenda, se complicaba, eran pocos días antes de mi siguiente viaje. Ahora queda un día y medio para que parta al corto viaje. Es larga y llena de amor la lista de gente que me falta ver.

Sin embargo, no me encuentro bien para algún encuentro. Me siento cual avestruz buscando tierra blanda para esconder la cabeza. No me siento bien para ir a un restauran y poner cara bonita. Traigo vibra pesada como para ir a contaminar la casa de alguna amiga. Cualquier encuentro lo empañaría con mi carota, mis ideotas y mis nulas ganas de hablar, reír y pensar.

Hasta se me quitaron las ganas del viaje corto. Solo me mantiene en pie del plan, la idea de que allá, a donde voy, hay una medicina que otros días difíciles he probado, y ha servido. Es corta de vida y ya hasta reparte vida a otros. Cumple un año, es adorable y parece que hasta tiene su carácter.

Hoy, un día después de haber asistido a dos importantes consultas médicas, me siento cansada, sin batería. Por un lado me dan un diagnóstico que no creo, fibromalgia, y por otro me dan un remedio que rechazo, cirugía con más clavos y placa de los que tengo. Digo no y no se bien por qué. Es solo rechazo, rebeldía. Obviamente no tengo otra explicación o solución a la mano, estoy cero propositiva.

Hoy, soy un ente sin esperanza, cansada de ver batas blancas, incrédula ante una nueva propuesta, incluso, hoy tengo un poco de odio. “El cuervo tuercegente” y su fantasma sigue doliendo. Hoy no soy objetiva, hoy me da la gana del culpar al culpable. Hoy no quiero fingir que no hay dolor. No me da la gana intentar nada.

Me conozco y sé que esto dura uno o dos días…pronto volveré al juego de fingir, de intentar y de disfrutar lo que tengo. Hasta entonces volveré a escribir aquí para no contaminar los espacios cibernéticos. Abuá.

martes, 4 de septiembre de 2007

La musica alegra el alma y cura el dolor

La música alegra el alma, nos puede poner en actitud positiva o nos evoca épocas pasadas, pues trae a nuestra mente recuerdos que nos llenan de nostalgia, pero también tiene muchos otros beneficios que ayudan a aliviar diversos males físicos y emocionales.

La musicoterapia es una terapia que se aplica desde hace muchos años, aunque en los últimos tiempos ha tomado un auge significativo, ya que sus múltiples ventajas han sido profundamente estudiadas y aplicadas en personas de todas las edades para diferentes fines.

Esta técnica terapéutica consiste en la utilización de la música en todas sus formas con participación activa o receptiva del paciente, es decir, puede escuchar la música o bien puede ser parte de ella cantando o tocando algún instrumento musical que les haga sentir cómodos.

Karla Abarca, psicóloga de una clínica del dolor en Colombia, que imparte la terapia, comentó que cuando los pacientes tienen una enfermedad que les provoque dolor crónico, tienen sentimientos de tristeza, indefensión y sienten que todas las puertas se han cerrado, por ello la musicoterapia resulta un excelente antídoto contra esos males.

“La música ayuda a mejorar la atención y concentración, por ejemplo, hacemos ejercicios con instrumentos de percusión y para ello los pacientes deben estar muy concentrados y atentos de que después de uno, el otro tiene que tocar, aunque parezca sencillo son ejercicios que tienen un gran impacto a nivel terapéutico”, explicó la psicóloga.

La música y las actividades que se van a desarrollar son previamente seleccionadas, pues no puede ser cualquier tipo de música la que escuchen o ejecuten; además, cuando hay una enfermedad física de por medio no es cualquier tipo de dinámica la que se puede realizar.

Los pacientes pueden tocar instrumentos, aunque no es una clase definida para el aprendizaje, sino que los tocan como una forma de terapia, también cantan porque físicamente la vibración de las cuerdas vocales y los instrumentos de percusión mejoran las conexiones del cuerpo en cuanto al sistema nervioso.

“El canto está asociado con un aumento en la producción de endorfinas que mejoran nuestro estado anímico, con el canto se trabaja además la dicción del paciente, que ayuda a determinar cómo se proyectan ante la gente, se busca mejorar lo que es conducta, emoción y pensamiento”.


Información publicada en Prensa Libre

domingo, 26 de agosto de 2007

Olvidando por la medicina

Si, a mi también me pasó... aun sucede, pero si, menos. Mi hermana menor me acostumbro a tener siempre conmigo una libretita. Debe ser pequeña para que cargue con ella sin ningún problema.

Es triste que el doctor que prescribe estos medicamentos, no nos prepara para esa pérdida de memoria. Cuando me di cuenta que sucedía algo con ella, no me sentí "olvidadiza", me sentí "tonta". ¿Cómo podía olvidar si había desayunado? ¿Por qué me quedaba a media frase... olvidando una sencilla palabra?. Debía explicarlo a quienes convivían conmigo.

Sentía verguenza, tal vez se desesperaban, o pensarían que no estaba poniendo atención en la conversación. Con mi familia y amigos era mucho más fácil decir "disculpame, de pronto olvido palabras", pero, en mi entorno laboral era muy delicado.

No creía conveniente hacer del dominio de compañeros de mi trabajo, que tomaba ciertos medicamentos que hacía que olvidara cosas. ¿Me verían ahora como una compañera no confiable? En reuniones, era común ver caras de desesperación cuando olvidaba mi tercera palabra en mi presentación.

Por supuesto, mi ansiedad aumentaba... y preferí evitar mi participación, en esas reuniones, si se podía. Yo sabía que algo pasaba, y había una relación con mi tratamiento... pero nadie me preparó para esto.

jueves, 16 de agosto de 2007

El dolor crónico puede afectar a la memoria

Edición|Fibromialgia.nom.es
Fuente|Jano Online


Las personas que padecen dolor crónico podrían sentir su memoria saturada por las tareas múltiples cotidianas, según indica un nuevo estudio de la University of Alberta (Canadá), publicado en “Anesthesia and Analgesia”. La investigación en 24 hombres y mujeres tratados en una clínica del dolor halló que el dolor crónico alteraba la memoria a corto plazo de los pacientes.

Muchas de esas personas no lograban mantener un rastro en la memoria de una pieza de información mientras realizaban otra tarea. En la vida real, eso se podría trasladar, por ejemplo, a la dificultad para recordar un número telefónico mientras se busca un lápiz y se sostiene a un bebé, señaló el coautor del estudio, Dr. Bruce D. Dick.

Es posible que el dolor crónico interrumpa la atención de una persona y básicamente devore algunos recursos que el cerebro dedicaría a la memoria a corto plazo, el reservorio temporal en el que se procesa la información antes de pasar a la memoria a largo plazo, sostuvo el Dr. Dick.

El equipo reunió a 24 pacientes de la clínica del dolor de la universidad que padecían dolor en las articulaciones, la espalda, los miembros superiores e inferiores y en otras partes del cuerpo durante los últimos seis meses.

Según las pruebas estándares de atención y memoria a corto plazo, 16 pacientes tenían problemas de memoria debido al dolor. De ellos, los más afectados no podrían mantener un recuerdo reciente. Para el Dr. Dick, los resultados respaldan lo que refieren muchos pacientes con dolor crónico: que su memoria también sufre por el dolor físico.

Anesthesia and Analgesia 2007;104:1223-1229

miércoles, 8 de agosto de 2007

Derecho a vivir SIN dolor

Confieso que es todo un peligro que escriba sobre un derecho. Hace unos meses lo hice y la vida se encargó de hacer un comentario. En la capital de mi país, el Distrito Federal, se evaluaba dejar de considerarse el aborto como delito. Había todo un alboroto y por supuesto posturas radicales. Desde quien alegaba ser dueña de su cuerpo hasta los que decían que por ninguna razón ¡ninguna! Se debe permitir.

Desde mi lupa de salud pública, opiné. Me declaré a favor, con el argumento de que miles de mujeres estaban muriendo por realizarse abortos sin higiene y cuidados médicos necesarios. Lo dije así: por violación o por cuestiones de salud de la mujer o del bebé. Y que aún despenalizado el aborto, la decisión la tiene la mujer

Escribía esto mientras se declaraba que el aborto en esta ciudad no sería más un delito, con ciertas restricciones, claro. Entonces, “los otros” dijeron que con ello se promovía el aborto, que más mujeres lo realizaría. Me pareció absurdo y no duré mucho tiempo procesándolo cuando recibo tres importantes email de personas cercanas a mi, dandome argumentos en contra del aborto.

Estuve de acuerdo en cada uno de ellos. Desde el que Dios no dio la vida y solo El la debe quitar, hasta el bebé es un ser indefenso, sin culpa de nada y por tanto con derecho a vivir. ¡Por supuesto! Respondí. Mi opinión fue como propuesta de una adecuada política pública ante un problema de salud que enfrenta nuestro país. Y no lo pensé dos veces en aclarar, ¡yo nunca lo haría!. Eso fue en abril pasado.

En medio de mi más eficaz tratamiento contra el dolor que he tenido, que si bien no lo elimina, me permite tener una mejor calidad de vida, me embaracé. Mi esposo y yo sabíamos que eso no debía suceder, mis medicamentos se contraindican en el embarazo. Ante la noticia me pasmé de miedo, ¿qué tanto había dañado al bebé esas primeras semanas con la medicina? De inmediato deje de tomar todas.

Consulté a mi ginecólogo y a mi neurocirujano en México, y estuvieron de acuerdo en ello. Los siguientes dos días los viví entre constantes olas de calor y de frío intenso, de problemas de estómago y de una ansiedad limitada a no correr, por el dolor que también empezaba a ser intenso. Visitando a nuestro médico acá en Inglaterra consideró que era más riesgoso para mi y mi bebé, estar sin dos medicamentos importantes en mi tratamiento, Neurontin y Cymbalta. Claro! Esto sería temporal, en algún momento debían desaparecer también

Lo que si consideraron peligro, y no retornable, fue el Tradol, el cual me cambiaron por un medicamento con paracetamol. De inmediato me sentí mejor al volver a tomar la otra medicina, aunque de dolor no hubo mejora. Me recomendaron reposo y aquello se volvió el círculo vicioso del dolor, no actividad física, contractura, lo cual significa más dolor, y este da más estrés y al estar estresada los músculos se contracturan y hay más dolor, etc.

Platico lo técnico, porque lo personal, solo se puede resumir en decir que yo estaba maravillada con tener otra vida en mí, con que se pareciera en carácter a su papá, en comer adecuadamente para que el creciera bien. Mientras, mi cuerpo empezaba a tener diferentes habilidades. Podía sentir cada vértebra, como rozaban los discos e imaginaba los músculos irritados. Solo Dios me daba la fuerza para hacer lo mío (cuidar a mi bebe) y tratar de ignorar mi espalda.

Regresé 2 veces más con el doctor para decirle que el dolor era muy intenso y que sentía estar muy cansada de tenerlo. Debía haber ¡algo! Para disminuirlo. Y aunque desde la primera consulta lo había mencionado, puso sobre la mesa la opción de terminar con el embarazo. Dijo que era una situación muy difícil por un lado el bebé, que todos queríamos que llegara sano y, por otro, mi estado de salud. Como opción me remitió a un médico especialista en dolor, tenía que ser privado pues el tiempo era muy importante.

Recordé lo que había escrito, lo que había respondido ¡yo nunca lo haría! Sin embargo ahora, a solas, mi esposo y yo lo platicábamos. Y confié mi situación a mi hermana y a una buena amiga. Seguramente las ponía en aprietos con mis rabietas, con todas las ideas que venían a atacarme:

- Sino lo defiendo yo que soy su mamá, ¿quien lo va a defender?
- Me sentiría mal en decidir por mí ¡la grandota decidiéndose por ella, en lugar de por el chiquito.
- ¡Dios me envió un regalo! ¿Como puedo pensar en devolvérselo?
- Si fuera mi vida o la de él decidiría la de él, ¿pero como podría el vivir si yo ya no resisto estar así?
- ¿Te acuerdas de los videos que nos pasaban las monjas en la prepa?

Ellas me acompañaron y nunca dijeron lo que debería de hacer o no hacer, solo hablaban de mi, de Dios, de mi con Dios y escuché lo que fue la puerta al camino de la paz: Decidas lo que decidas Dios estará contigo, el siempre te abrazará. Y lo pude ver literalmente, yo sentada en el regazo de Dios, poniendo todo lo que soy en sus manos, y por supuesto poniendo a mi bebé ahí también.

…CONTINUARÁ...

martes, 7 de agosto de 2007

Sigo viviendo con dolor

Hartos días de ausencia…ausencia de palabras pero no de existencia. Entera presencia en la vida con cuestionada conciencia. Nunca fue mi intención abandonar esta página, no podría. Si dejé de escribir por un tiempo fue, lo admito, por cobardía. Era demasiado crudo lo que pensaba, era demasiado cruel lo que decía.

Estoy segura que no soy la única en esto. Vivir con dolor significa tener épocas de ausencia, tiempos de alejamiento, retiros forzados. Lamento, sobre todo, el no haber respondido a tiempo a Roma44. Me a pena no haberle respondido a Laura, diciéndole que no tengo datos respecto al Síndrome de Boca Ardiente, pero coincido con ella que entre todos podemos encontrar “algo” para “alguien”.

Dadas las disculpas y asumiendo los perdones, declaro formalmente reiniciado este blog. El dolor sigue y mientras siga, habrá razón para escribir aquí. Me ilusionaré con recibir alguna aportación. Mi familia y mis amigos, tal vez un día se den una vuelta por aquí, y leerán cosas que no me atrevo a contar cara a cara. Esa gente que me dice que soy fuerte leería que nos soy menos cobarde que cualquiera y que aún cuando sufro un dolor permanente e intenso, no olvido que mi obligación es dar felicidad a los míos, así que callo.

Aún así, mis confesiones no son para enterarlos a ellos (sería mejor una reunión, levantarme y hacer tin tin con mi vaso y un tenedor, y echar rienda suelta a mis historias), ya lo he dicho, escribir como es vivir con dolor, es un acto terapéutico, similar al diario del dolor ¿lo conoces?

Es un sencillo diario donde vas anotando día con día, incluso hora por hora, los niveles de dolor que tienes. Al principio, dichas anotaciones sirven para identificar, qué horas son las horas “pico” de dolor o incluso relacionar los momentos de mucho dolor con alguna actividad que hiciste. Después sirve para monitorear cualquier cambio.

Bueno, pues aunque aquí no hay escalas, en mis escritos se puede oler mi estado de ánimo, y por tanto, al leerme puedo recordar que tanto sucedía cuando escribí tal cosa. Para cerrar, retomo una frase que escribí en un blog hermano. “Hay que vivir con lo ganado y no estar muriendo por lo perdido”. En mi ausencia tuve pérdidas, pero cerré esa época decidida a no vivir muriendo por ello, reconozco que he ganado mucho en la vida y celebraré dichas ganancias. Supongo que para eso sobreviví.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Reir combate el dolor



Reír combate el dolor. Sí, lo combate. Cuando alguien nos recomienda divertirnos y distraernos, tiene razón, con eso combatimos el dolor. Nuestro cuerpo tiene una revolución maravillosa cada que nos reímos.

Yo no lo sabía. Un día, cuando mi cuerpo no mejoraba después de una cirugía de columna, toqué fondo. Me encerré en mi habitación y me senté en la cama. En mis manos tenía mi pastillero lleno de antidepresivos y ansiolíticos. Nunca les quité la vista de encima. Me sentía tan mal. No era independiente, ni para bañarme sola. Llevarme un vaso, con un poco de agua, a la boca requería un gran esfuerzo. Ya no quería seguir así, ya no podía.

Cuando empecé a imaginar lo que sucedería después, me hizo despertar. Imaginaba a mi nana asustada tocando la puerta. Le hablaría a mi esposo al trabajo y éste tardaría casi media hora en llegar. Llegaría la ambulancia y, quizá, la policía. Luego, mi esposo le diría a mi mamá, a mis hermanas. No estoy segura si le dirían a mi papá. De pronto… me horroricé no era justo darles ese sufrimiento.

¡Necesito hacer algo! Abrí la puerta de mi cuarto, fui a la cocina y le dije a mí nana: ¡Nos vamos! Necesito estar donde haya mucha gente, el resto de la familia y mis amigos. Aquí encerrada solo pienso cosas horribles. Ella, dibujó una gran sonrisa, pues también tenía 2 meses recluida, en ese departamento. Al siguiente día, mi nana y yo empezamos una travesía.

El viaje a nuestra ciudad es de casi 5 horas en autobús. Así que de la Cd. de México nos fuimos a Querétaro. Ahí vivía mi hermana menor, y ella nos hospedó. A los dos días, nos fuimos a Salvatierra, donde estuvimos una semana, con mis tíos y mi abuelito. Finalmente, nueve días después llegamos a León, Guanajuato. Ahí les hablé a mis varios grupos de amigos y agendé reuniones. Fui apartando desayunos, comidas y cafés. Y cuando regresaba a mi cama, exhausta, me daba cuenta que cuando reía me sentía mucho mejor.

Pensé que era porque estar con mis tíos, mis primos, mis amigos me distraía. Ahora sé, que no solo fue la distracción. Sino que al reír, mi cuerpo genera endorfinas. Esas hormonas que funcionan como la morfina, pero éstas son naturales, nosotros las generamos. Le llaman la hormona del placer. Así que estos pequeños soldaditos combaten el dolor.

Y la risa no se queda corta porque hace mucho más:

a. Refuerza el sistema inmunológico

b. Previene un balance en la presión arterial

c. Relaja los músculos

d. Activa el ejercicio cardiaco

e. Beneficia la profunda respiración

f. Psicológicamente hace sentir bienestar

g. Disminuye el estrés.

Por eso y porque la vida es mucho mejor si me río de ella, no solo espero los momentos chúscos, sino que los busco. Justo antier, tuve un día no tan bueno y, en el chat, pedí chistes buenos. Recuerdo que el día 5 de marzo reí mucho, acaso ¿tengo que recordar algo más?

Por cierto, aprovecho para presentarme. Esta soy yo. No tengo tanta materia gris, más bien la tengo colorida.

lunes, 5 de marzo de 2007

¡Entérate dolor!

Arrebátame mis horas, ¡Es más! ¡Te las regalo!...Sé dueño de mis planes...Impídeme realizar lo que planeo...Átame al hambre y a la soledad de mi cama...Evapora los momentos de sueño...Arrástrame en la incomprensión de sentirte...Borra de mi memoria las razones para sonreír.

Haz lo que tienes encomendado. Que ¡yo!, haré lo que me toca. Un día, cuando menos lo imagines, veré tu cara y sabré quien eres. Y por qué es mi cuerpo con el que te ensañas... Descubriré la verdad de tus espinas. Veré que en realidad son pétalos y brisa...

Nos sentaremos en la arena a charlar...Recordaremos el día de hoy. En que tus palabras me dolían.Y mi ignorancia te desesperaba. Que, lo que hoy siento como dolor, son solo sabios consejos. Que, el rencor que ves en mi mirada, es la rebeldía de mi mente adolescente.

Desde hoy, te digo que lo lamento. Me avergüenza la inmadurez con la que te enfrento. No es fácil esto de aprender a ser montaña y, al mismo tiempo, aprender a dejar pasar el viento. Llegará el día en que ambos entendamos...La vida, ni me la das, ni me la quitas.

jueves, 1 de marzo de 2007

La comunicación es básica para el diagnóstico de NeP


LONDRES, 1 de marzo 2007

Una nueva encuesta global realizada en siete países revela que la comunicación efectiva entre paciente y médico es clave para el diagnóstico temprano y preciso y el tratamiento de pacientes con dolor neuropático (NeP).

El NeP es una enfermedad debilitadora caracterizada por el dolor nervioso crónico y a menudo grave y suele ser una complicación de enfermedades comunes, como la diabetes, herpes, cáncer, VIH, esclerosis múltiple, derrame cerebral, lesión traumática o cirugía.

Los resultados de la encuesta, publicados hoy por la Red para el Dolor Neuropático (NPN), una coalición de organizaciones de apoyo al paciente, demostraron que en algunos países los pacientes esperan hasta 19 meses como media y visitan a dos o más médicos antes de recibir un diagnóstico exacto. Los países encuestados son el Reino Unido, Alemania, Italia, Corea, México, España y Finlandia.

Muchos pacientes necesitan visitar a más de un médico antes de que su dolor se diagnostique como dolor neuropático. De los médicos encuestados en siete países, la mayoría de los cuales eran médicos de medicina general, la mayoría no encuentran muy fácil el reconocimiento del dolor neuropático. Una mayoría de médicos de todos los países dicen que un factor principal en este retraso es la dificultad para diferenciar NeP de otras enfermedades dolorosas. Esto es importante porque los tratamientos que son efectivos en otros tipos de dolor a menudo no ofrecen alivio a los pacientes NeP.

Lista de control para el médico y el paciente: tres áreas clave

Según la encuesta, los pacientes esperan como media entre 5,7 y 19,5 meses después de experimentar el primer síntoma antes de acudir al médico; la mayoría de ellos cree que el dolor "desaparecerá solo". Una vez que los pacientes consultan al médico, la comunicación limitada o inefectiva puede retrasar más el diagnóstico del dolor neuropático.

La encuesta demostró que los médicos que reconocen el NeP de su paciente son más dados a comentar las tres áreas clave con él. Los médicos que no hacen preguntas sobre estas tres áreas clave son menos propensos a identificar la enfermedad de su paciente como dolor neuropático.

1. Características de los síntomas: Caracteriza la intensidad y duración y describe el dolor con adjetivos específicos (p. ej., "alfileres y agujas", "quemaduras", "punzadas", "entumecimiento" o "como descargas eléctricas").

2. Historial médico: Contiene toda la historia médica; el NeP puede ser una complicación de la diabetes, herpes, cáncer, VIH, lesión traumática o cirugía.

3. Localización del dolor en el cuerpo: Explica donde siente el dolor.

"El dolor neuropático grave afecta a todos los aspectos de las vidas de los pacientes, a menudo limitando incluso la capacidad para trabajar, y suele estar infradiagnosticado", dijo Ian Semmons, miembro de la junta directiva de la Red de Dolor Neuropático y presidente de UK Action on Pain. "La encuesta sugiere que hay cosas que los pacientes pueden hacer para acelerar su diagnóstico y tratamiento. Compartiendo las características de los síntomas de dolor, la historia médica y la localización del dolor en su cuerpo, los pacientes pueden ayudar a su médico a diferenciar más rápidamente si su dolor es neuropático. Pedimos que todos los pacientes con dolor, especialmente los que padecen diabetes, herpes, cáncer o VIH comenten estos temas con sus médicos".

Herramientas de exploración no muy utilizadas

Para ayudar a los médicos a explorar a los pacientes con dolor, los investigadores han desarrollado cuestionarios para que los pacientes completen en la sala de espera antes de ver al médico. Los pacientes responden a varias preguntas sobre su experiencia con el dolor, incluyendo preguntas referidas a los puntos clave no cubiertos en la encuesta. Las herramientas pueden ayudar a los médicos a hacer una evaluación rápida y detallada de un episodio de dolor de un paciente. De los siete países en los que se realizó la encuesta, según los resultados sólo en México una mayoría de médicos utiliza actualmente herramientas de exploración disponibles para la mayoría o todos los pacientes, aunque en todos los países hay un enorme interés entre los médicos hacia ellas.

"En muchos países, los médicos han limitado cada vez más el tiempo con los pacientes, lo que supone un reto particular para el dolor neuropático, que desde siempre ha sido difícil de identificar", dijo Michael Bennett, M.D., Senior Clinical Lecturer en Palliative Medicine y Honorary Senior Research Fellow, University of Leeds, Leeds, Reino Unido. "Para estos médicos, las herramientas de exploración pueden ser una solución ya que alertan a los médicos de la posibilidad de dolor neuropático en un corto plazo de tiempo. Ya sea mediante el uso de estas herramientas o simplemente mediante conversaciones, mejorar la comunicación relativa a los síntomas del dolor neuropático puede ayudarnos a cumplir las necesidades de estos pacientes".

Acerca de la encuesta

En julio de 2006, la Red de Dolor Neuropático y Pfizer Inc encargaron a Harris Interactive realizar una encuesta en múltiples países a los pacientes de NeP y los médicos que los tratan. Se realizó una encuesta a aproximadamente 700 pacientes diagnosticados con NeP y 700 médicos en siete países, que son Finlandia, Alemania, Corea, Italia, México, España y Reino Unido. El trabajo de campo fue realizado entre el 18 de agosto de 2006 y el 29 de enero de 2007.

La Red para el Dolor Neuropático (NPN) es una coalición de organizaciones que apoyan activamente a las personas con dolor neuropático permitiéndoles lidiar mejor con su dolor, obtener el mejor tratamiento y, finalmente, mejorar su calidad de vida. El NPN ha desarrollado el primer sitio web solamente dedicado a ofrecer apoyo a las personas con dolor neuropático (nervioso).

Distributed by PR Newswire on behalf of The Neuropathic Pain Network and Pfizer

lunes, 26 de febrero de 2007

¿Por qué una escala de dolor?

Es común que algún conocido, al saludarme, pregunte, muy amablemente "¿Cómo estás?" Por costumbre u optimismo, a pesar de haber dormido escasas dos horas, respondo “Bien, gracias”. En alguna reunión, me encuentro a alguien que me pregunta "¿Cómo sigo del dolor?" Igual, aunque mi cara pinte muy mal, mi respuesta es “Bien, gracias”.

Dar esta respuesta a conocidos y amistades, a los que vemos de vez en cuando, está bien. Sin embargo, con la gente que convivimos a diario, tal vez es necesario desarrollar un código especial. En mi caso, cuando era el primer año con dolor todos los días, me era muy difícil decirle a mi esposo que tan bien o que no tan bien, me sentía.

Un día le dije que me sentía muy mal, que me llevara al hospital, que el dolor “ahora si merecía ir al hospital”. En esa ocasión, no fue necesario decir más. Sin embargo, no todos los días son tan drásticos. No siempre el día es tan bueno como para salir a pasear, ni tan poco bueno como para ir a urgencias.

Otro punto importante es que, manifestar dolor, es muy subjetivo. Nadie puede venir y poner un “dolorómetro” para medir qué tanto me duelo. La permanente molestia hace imposible que nosotros olvidemos el dolor. Pero, el resto de la gente, no lo siente. Incluso, llegan a preguntar “¿tienes dolor?” Uhggg!! Confieso que me he llegado a ofender. “Siempre tengo dolor” murmuro en tono amargo, como si el tono ayudara para que al otro no se le olvide nunca, que es así.

Estas son dos buenas razones para desarrollar el código especial. Por un lado definir límites de tolerancia o de tomar acciones de emergencia, y por otro lado, se establecen mensajes mucho más objetivos, entre nuestros seres queridos y nosotros. Con el tiempo, vamos aprendiendo que 4 es buen día para caminar un poco, y que 8 es más un día de té, compresa caliente y poco ruido en la casa.

Esta imagen puede ser útil. Es una escala del dolor. Yo uso niveles del 1 al 10. Espero le sea útil a alguien más, como lo ha sido para nosotros.




domingo, 25 de febrero de 2007

Mitos y realidades

¿Qué es dolor crónico?
“Suena a mucho dolor”
“A un dolor muy fuerte”
“El dolor no es una enfermedad, sino un síntoma”
“Significa que algo tienes, y que el dolor te está avisando”
“Que tienes muchos días con dolor”
“Algo importante debes tener, para que se justifique ese dolor”
“Busca otro doctor”
Estas son algunas percepciones que he escuchado o pensado respecto a dolor crónico.


Un dolor puede considerarse crónico, cuando ha permanecido más de seis meses y no cede con ningún tratamiento. Cuando cumple con éstas características, el dolor deja de tratarse como síntoma y empieza a tratarse como enfermedad.

¿Con qué se quita el dolor crónico?
“Con medicina”
“Los masajes son buenísimos”
“Métete a yoga, la meditación hace que desaparezca el dolor?
“No sé, pero ya no tomes medicina”
“Un buen revolcón, cura todo”
“¿Por qué no vas al psiquiatra?”
“Puede que la acupuntura te sirva”
“Que te operen otra vez, para que ya no tengas dolor”
Sugiere la gente y se los agradezco infinitamente, porque de tantas opiniones he armado la propia.


El tratamiento del dolor crónico deriva, principalmente, del origen de éste. Sea por un daño en el sistema nervioso, cáncer u otra razón. Una vez definido su origen, es adecuado un tratamiento multidisciplinario, porque así es esta enfermedad, afecta muchos factores de la vida de quien lo padece. Medicamento, terapia física y ayuda psicológica son los básicos.


¿Qué le pasa a alguien que tiene dolor crónico?
“Está de mal humor con la gente que convive”
“Deja de hacer su vida normal, porque no acepta lo que le pasa”
“Se siente triste de tener dolor”
“Se clava en el tema”
“Cree que le está pasando lo peor”
“Tiene días buenos y días malos”
“No debería cambiarle la vida, todos tenemos alguna u otra enfermedad”
Quizá es lo que han visto. Tal vez alguien les contó. Finalmente así aprendemos de muchas cosas en la vida. De vistas u oídas.


Si su vida cambia. No desaparece, ni se arruina, pero si cambia. Se deben plantear ajustes en el estilo de vida y en los aprendizajes más arraigados de la persona. Lo cual ni es fácil, ni se da en poco tiempo. Quienes vivimos esto, tenemos días “buenos” y días “no buenos”. Y los buenos, no significa que no haya dolor, sino que ese día es mejor que otros que hemos vivido.


Al tocar este tema, es imprescindible, hablar del “trío terrible”. Sufrimiento, insomnio y tristeza. Tengo dolor y me preocupo por ello, me deprimo y me pongo irritable. Esta depresión e irritabilidad me provoca insomnio y agotamiento y, a su vez, esto incrementa la depresión, irritabilidad y el dolor.

¿Quién puede ayudar a alguien con dolor crónico?
“Un doctor, depende que le duela”
“El psiquiatra”
“La pareja, es básica”
“Un algólogo”
“Nadie, la persona se debe ayudar así mismo”
“Solo Dios puede ayudarle”
“Las amigas, son re buenas para escuchar sus problemas, y con eso se le quita el dolor”
“¿Yo? ¡Ah chingao!”
“Deberías de ir con un huesero”

Vuelvo al equipo multidisciplinario. Los especialistas en tratamiento del dolor son los Algólogos. Mientras que los indicados para tratar adecuadamente la depresión, son los Psiquiatras. La especialidad médica que enseña las rutinas físicas convenientes, es la de los Fisioterapeutas. Los psicólogos pueden ayudar a cambiar conductas que beneficiarán a tener mejor calidad de vida. Y sin intención de ser romántica, la familia y los amigos, ayudan mucho. Y lo que ellos hacen no requiere estudios. El solo hecho de estar en un ambiente de amor, de buen humor y actividades sociales, permite que quienes estamos pasando por esto, vivamos momentos de satisfacción en días buenos y no tan buenos.


sábado, 24 de febrero de 2007

Bienvenidos

Siempre está. Nadie parece entender. Todo el día pienso en él. Nada me quita el dolor. Nunca voy a hacer una vida normal. Todos dicen que debo sobreponerme. Así es vivir con dolor. Sentimos en extremo, pensamos en extremo. "Todo" "nada" "siempre" "nadie" "todos". Me dijeron que debo aprender a vivir con dolor.

Ajá, pero ¿Cómo se puede vivir con dolor crónico? Nadie parece tener la respuesta. Hay un poco en varios sitios. Las webs médicas. Los foros de salud. Páginas de organizaciones. Todo muy útil, pero muy disperso.

Yo no he vencido al dolor. Ni he aprendido a vivir con dolor. Pero quiero hablar de él. Deseo investigar. Necesito compartir. Me urge conocer otros casos. He leído que las relaciones personales es un factor importante para obtener una buena calidad de vida. Bien, tengo amigos y mi familia, todos me apoyan. Pero ellos, afortunadamente, no sienten lo que mi cuerpo siente. Me gustaría formar una red de personas que queremos vivir con dolor crónico, una vida con calidad.

Te invito a participar. Hay tres formas de hacerlo:
a) Visitando el portal continuamente
b) Haciendo comentarios sobre los escritos que se publiquen
c) Escribiendo artículos. Puedes ser paciente, médico, terapeuta.

Este es mi intento de tener una mejor calidad de vida. Espero que sea tu intento también. Para mejorar tu vida o la de otros.

Bienvenidos y gracias

María Zamorán

Relájate un rato